El
escapulario del Carmen es un sacramental, es decir, según el Concilio
Vaticano II, "un signo sagrado según el modelo de los sacramentos, por
medio del cual se significan efectos, sobre todo espirituales, que se
obtienen por la intercesión de la Iglesia". (S.C.60).
En 1251, la Bienaventurada Virgen María, acompañada de una multitud de
ángeles, se apareció a San Simón Stock, General de los Carmelitas, con
el escapulario de la Orden en sus manos, y le dijo: "Tú y todos los
Carmelitas tendréis el privilegio, que quien muera con él no padecerá el
fuego eterno"; es decir, quien muera con él, se salvará. Este relato lo
encontramos ya en un santoral de fines del siglo XIV, que sin duda lo
toma de códices más antiguos. En el mismo siglo XIII Guillermo de
Sandwich O.C. menciona en su "Crónica", la aparición de la Virgen a San
Simón Stock prometiéndole la ayuda del Papa. La promesa del escapulario
es de tal trascendencia, que precisamente por ello suscitó fuerte
oposición.
Al vestir el escapulario, y durante toda la vida, es muy importante que
sepamos apreciar su profundo y rico significado, como pertenencia a una
Orden, a la del Carmen, con obligación de vivir según su rica
espiritualidad y su propio carisma. Quien viste el escapulario debe
procurar tener siempre presente a la Santísima Virgen y tratar de copiar
sus virtudes, su vida y obrar como Ella, María, obró, según sus
palabras: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra".
El escapulario del Carmen es un MEMORIAL de todas las virtudes de
María. Así lo recordaba a todos: religiosos, terciarios, cofrades. "Que
forman, por un especial vínculo de amor, una misma familia de la
Santísima Madre", el Papa Pío XII, el 11.2.1950. Reconozcan en este
memorial de la Virgen un espejo de humildad y castidad
Escapulario Virgen del Carmen.
Medidas. 7 cm x 5 cm.